Tun Tun ¿Quién es?

Abstract

El juego es un derecho de les niñes y todes tienen derecho a jugar. Les niñes se encuentran cada día en la escuela –cuánto falta nos hizo ese encuentro postergado por la pandemia- durante muchos años de su vida. Es decir: la escuela es el espacio y tiempo que el Estado propone y dispone para que las infancias y juventudes construyan su propio mundo y a si mismas, mientras aprenden el mundo que habitan y transforman. Entonces: si el juego es un objeto de la cultura, que atraviesa todos esos mundos que se cruzan en la escuela donde habitan cada día niñes y jóvenes; si el juego es un derecho reconocido para les niñes y jóvenes ¿es posible admitir una escuela que cierre la muralla al juego y al jugar? El juego descripto en este relato evoca en su nombre a las murallas construidas en la historia de la civilización humana, esos grandes y extensos muros con fines de protección y defensa del territorio que quedaba en su interior ante los peligros del afuera. ¿Acaso la escuela construyó una muralla que se cierra para el juego y el jugar? ¿Es posible que les niñes y jóvenes estén y sean elles mismes en la escuela si el juego queda afuera? ¿El juego y el jugar es considerado un peligro externo del que la escuela se defiende? ¿Qué hace la escuela con el derecho a jugar, con el juego como derecho?